Coriorretinopatía Serosa Central

La Corioretinopatía Serosa Central es la cuarta enfermedad retiniana que mayor amenaza supone para nuestra visión.

Si aparece visión borrosa, percepción de una mancha central, líneas torcidas o problemas con lectura, hay que acudir al oftalmólogo para hacer un buen diagnóstico. Es más frecuente en varones jóvenes, aunque las mujeres, normalmente a edades más avanzadas, también la padecen.

El estrés, el embarazo, la toma de corticoides y otras alteraciones hormonales son los principales factores de riesgo.

Tipos

Es importante diferenciar también entre dos tipos de coriorretinopatía serosa central, según su tiempo de duración:

La coriorretinopatía serosa central aguda dura poco y está autolimitada (se resuelve sola), por lo que el pronóstico visual es bueno. En esos casos, hay que esperar aproximadamente tres meses para valorar su evolución.

En la coriorretinopatía serosa central crónica, las secuelas son más graves La disminución de la agudeza visual está provocada por alteraciones anatómicas. Se producen cambios irreversibles en el epitelio pigmentario, una capa situada debajo de la retina que resulta esencial para el buen funcionamiento de los fotorreceptores. Por ese motivo, es importante realizar un buen diagnóstico para poder planificar un tratamiento en los casos que lo necesitan.

Causas

A pesar de muchos estudios y mucho interés puesto en esta enfermedad, no se sabe con certeza. Hay varias teorías. Una de las más importantes y con mayor base científica es una teoría basada en el desequilibrio hormonal, por el que los glucocorticoides actúan como mineralocorticoides y producen una inflamación en la coroides, un tejido vascular que nutre nuestro ojo y se sitúa debajo de retina.

Uno de los factores del desequilibrio hormonal es el estrés. Es un factor conocido hace mucho tiempo. Especialmente los varones jóvenes en puestos de responsabilidad y estrés laboral acuden de manera muy frecuente a la consulta. Además, la toma de corticoides también es un factor de riesgo, tanto si hablamos de una pomada para la piel, como de un inhalador para un asmático, o un corticoide por administración venosa. También otras alteraciones hormonales, como el síndrome de Cushing, o un embarazo, durante el cual se producen muchos desequilibrios hormonales, pueden conducir a esta enfermedad.

Además de estos factores directamente relacionados con las hormonas, también se han estudiado otros factores de riesgo:

Diagnóstico

El diagnóstico empieza por identificación de los síntomas como visión borrosa, mancha central, líneas torcidas). Realizamos una exploración no invasiva: la exploración del fondo del ojo, con la lámpara de hendidura y el uso de las lentes. También utilizamos tomografía de coherencia óptica (OCT). En caso de cronicidad o de sospecha que el líquido acumulado bajo la retina está provocado por otra enfermedad, debemos usar pruebas que utilizan un contraste que se administra por la vena, como la angiografía con el uso de fluoresceína y con verde indocianina. Estas pruebas se usan también para planificar el tratamiento. Estas pruebas muestran el estado de la coroides y la localización del punto de fuga, es por donde sale el líquido que se acumula debajo de la retina.

Tratamiento

El tratamiento dependerá del tipo de coriorretinopatía serosa central.

Forma aguda: no se aconseja realizar ningún tipo de tratamiento, ya que en el 80-90% de los casos se resuelve sola. Lo único que hay que hacer es hacer un seguimiento del paciente y realizar unos controles periódicos.

Forma crónica: en caso de que la enfermedad no se resuelva, es recurrente o el paciente tenga la visión muy baja o requiera una buena visión por su profesión, hay que pensar en el tratamiento. Un tipo de tratamiento, que se investiga actualmente, incluyen el uso de láser con micropulsos. También se tratan estos pacientes con inyecciones intravítreas de inhibidores de una sustancia denominada factor de crecimiento vascular endotelial, el VEGF, conocidas por su uso como tratamiento contra la DMAE o el edema macular diabético. Este fármaco, tiene un uso muy amplio actualmente en oftalmología.

No debemos olvidar en estos enfermos la existencia de una posibilidad de rehabilitación a través de las ayudas de baja visión. Existen en el mercado un número elevado de diferentes sistemas ópticos de magnificación que permiten a los pacientes con baja visión poder obtener un mejor rendimiento de la visión residual.

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